Se cumple un año de un suceso que ocupó todas las primeras planas de los medios, la noche del jueves 19 de marzo del 2020 no fue una más, la noticia de la llegada de un barco proveniente de Uruguay con un joven que había dado positivo al test de coronavirus tuvo una respuesta inmediata. La Ciudad puso en marcha ese mismo día un plan para recibir a los repatriados en forma directa desde las terminales aeroportuarias con el objetivo de evitar el contagio masivo de toda la comunidad.
El ritmo frenético de la pandemia incrementó la demanda de camas exponencialmente, en tiempo récord se pusieron en marcha los primeros 11 hoteles y, con el incremento de los casos, esa cantidad se elevó a 50 en solo 112 días. Así, la Ciudad habilitó en promedio un hotel cada 2 días, con adaptaciones que responden a condiciones de bioseguridad, personal capacitado y presto para dar servicio las 24 horas a los contagiados. A un año de esa primera experiencia, las autoridades mantienen activa esta estrategia que se adapta en forma permanente.
“Tenemos muchas situaciones que contemplar desde el estado, hay familias que no pueden aislarse en sus hogares por diferentes motivos, y sabemos que este recurso ha sido muy efectivo para evitar contagios”, afirmó Facundo Carrillo, secretario de Atención Ciudadana y Gestión Comunal, funcionario a cargo del operativo hoteles. “Hoy tenemos seis hoteles activos por los que pasan unos 600 vecinos semanalmente, estamos atentos a la evolución de la curva de contagios para poder ofrecer contención a quienes lo necesitan y combatir la enfermedad”, agregó.
“Tenemos muchas situaciones que contemplar desde el estado, hay familias que no pueden aislarse en sus hogares por diferentes motivos, y sabemos que este recurso ha sido muy efectivo para evitar contagios”, Facundo Carrillo.
La estrategia de aislamiento de casos sospechosos o confirmados en hoteles fue y es fundamental para combatir el Covid-19. “El dispositivo de hoteles significó un gran desafío. Primero, porque era totalmente innovador, era la primera vez que se implementaba en el país y en muchos otros lugares de latinoamérica. Segundo, porque cumple dos objetivos: aislar los casos sospechosos o positivos para reducir la circulación del virus en la comunidad y liberar camas en hospitales, es decir, permite un uso eficiente de los recursos hospitalarios”, explicó Gabriel Alejo Gonzalez Villa Monte, el médico cardiólogo y director general de Docencia, Investigación y Desarrollo Profesional.
Gabriel es el coordinador de la asistencia sanitaria y el referente del Ministerio de Salud en el operativo de hoteles desde finales de marzo. “Todavía estamos viendo la película, pero hasta ahora hemos podido aislar sin eventos adversos graves y brindando una contención de calidad a más de 70000 personas. Si tenemos en cuenta que una gran cantidad de ellas no podía transitar la enfermedad en sus hogares por sus propias condiciones habitacionales o por convivir con otras personas de riesgo, podemos inferir que el número de contagios o daño social podría haber sido mayor”, sostiene.
“Hemos podido aislar sin eventos adversos graves y brindando una contención de calidad a más de 70000 personas. Si tenemos en cuenta que una gran cantidad de ellas no podía transitar la enfermedad en sus hogares por sus propias condiciones habitacionales o por convivir con otras personas de riesgo, podemos inferir que el número de contagios o daño social podría haber sido mayor”, Gabriel Alejo Gonzalez Villa Monte.
Actualmente la Ciudad continúa con ambas modalidades de alojamiento, hay que señalar que prácticamente el 100% de los casos responden a vecinos con contagio comunitario. Sin embargo, también existe disponibilidad para el alojamiento de los repatriados procedentes del exterior y que, al testearse, dan positivos. “La pandemia nos obliga a tener la máxima flexibilidad posible, necesitamos adaptarnos todo el tiempo a la demanda que se modifica día a día, tenemos personal voluntario en reserva por si es necesario habilitar un nuevo hotel dentro de las 48 horas”, explicó Carrillo.
Actualmente la Ciudad continúa con ambas modalidades de alojamiento, hay que señalar que prácticamente el 100% de los casos responden a vecinos con contagio comunitario. Sin embargo, también existe disponibilidad para el alojamiento de los repatriados procedentes del exterior y que, al testearse, dan positivos. “La pandemia nos obliga a tener la máxima flexibilidad posible, necesitamos adaptarnos todo el tiempo a la demanda que se modifica día a día, tenemos personal voluntario en reserva por si es necesario habilitar un nuevo hotel dentro de las 48 horas”, explicó Carrillo.
Ariadna tiene 20 años, está estudiando para el profesorado de educación física y es vegetariana. Laura tiene 50; es profesora en audición,voz y lenguaje y tiene un comercio en Palermo junto a su hermana gemela, María del Carmen. Ambas tienen, por lo menos, tres cosas en común. La primera es que ambas tuvieron Covid19 con síntomas leves. La segunda, que viven con sus padres que son personas de riesgo. La tercera, que para asegurarse de no contagiarlos eligieron transitar la enfermedad en el hotel Ibis Obelisco.
“La estrategia de hoteles que adoptó la Ciudad me ayudó porque yo vivo con mis padres. Estaba bastante preocupada porque ellos son personas de riesgo y que me hayan ofrecido la opción de ir al hotel me dio cierto alivio. Me relajé un poco. De esa forma me aseguraba de no contagiar a mis padres”, explica Ariadna.
Ariadna es de Villa Soldati y pasó la mayor parte de su estadía en el Ibis estudiando para un examen del profesorado. Todavía recuerda la vista que tenía desde su habitación. “La ventana daba hacia el Palacio Barolo, los atardeceres increíbles que miré desde esa ventana no tienen precio. Me generaba una sensación de tranquilidad. Me ofrecieron una pava eléctrica y eso me encantó porque soy fanática del mate, fue glorioso”, relata.
Laura disfruta mucho caminar. Es más, durante la pandemia camina más de 50 cuadras para ir y más de 50 para volver desde Congreso, donde vive actualmente, a su local en Palermo. Por eso había pasado varias veces cerca del hotel, ubicado en pleno microcentro porteño, pero no lo conocía por dentro. “La pasé muy bien en el hotel, la estadía fue llevadera. Por supuesto, me hubiese gustado conocer el hotel en otra circunstancia pero igualmente la comida, la habitación, la atención fueron excelentes. Tanto yo como mi hermana no tenemos suficientes palabras de agradecimiento”, cuenta Laura.“Es estupenda esta posibilidad ya que le permite a las personas estar aisladas y transitar la enfermedad de una forma un poco más amena. Me sentí muy contenida. El recuerdo que me llevo es más que nada las personas que trabajan en el hotel. Los médicos, los enfermeros, el personal de recepción, los empleados y, por sobre todo, los voluntarios que son los que se llevan los laureles porque lo hacen incondicionalmente y ponen el cuerpo y el alma”, agrega.
Los voluntarios de los que habla Laura son personas de diferentes áreas del Gobierno de la Ciudad que antes de la pandemia cumplían funciones específicas, después pasaron a integrar el cuerpo de personal disponible para todas las tareas que permiten el funcionamiento de los hoteles y todos los dispositivos de combate contra el covid como por ejemplo los vacunatorios, los centros de testeos, la central de reservas que verifica la asignación camas, entre otros.
Johann Belisario Acevedo, es parte de la Dirección de Arbolado de la Ciudad, estuvo desde el primer día y explica que los voluntarios hacen todo lo necesario para lograr que el hotel funcione correctamente, sin distinción de tareas. “Cuando comenzaron los operativos en los barrios de la Ciudad y a los hoteles llegaban grupos familiares enteros, en uno de los hoteles había camas en un depósito y si poníamos más camas en las habitaciones podíamos alojar, por ejemplo, a una madre con sus hijos menores de edad. Entonces nos tocó, básicamente, subir las camas y los colchones a cada una de las habitaciones”, narra el abogado de 30 años.
En un ex comedor, devenido en los tiempos de la pandemia en depósito, había 80 camas individuales con sus colchones. Johann y tres compañeros se pusieron entonces a cargar las camas y los colchones en un ascensor para repartirlas en cada una de las habitaciones de los 11 o 12 pisos que tiene el hotel. Se fueron sumando personas de otros equipos y hasta la gerenta del hotel. Gracias a esos refuerzos en 4 horas terminaron. “Ya estábamos en esos días en que los contagios estaban subiendo en la Ciudad y teníamos que terminar lo más pronto posible. Para la noche, ese hotel logró abrir sus puertas con 80 camas más y en el panorama que teníamos era un montón”, cuenta Johann.
José Seguí es asesor del Ministerio de Gobierno y desde el 24 de marzo del 2020 participa en el operativo de hoteles. Para asegurarse de que los hoteles que tuvo a cargo funcionasen al 100% llegó a mudarse a uno de ellos, el Luxor. El hotel fue para él su nueva casa y el equipo con el que compartió las 24 horas de los 7 días de la semana por meses, una segunda familia.
El 2 de agosto del año pasado la esposa de un paciente con síntomas leves alojado en el Luxor lo llamó para darle la peor noticia: su papá, que estaba internado en un hospital con un cuadro agudo de Covid19, había fallecido. “Enterarte que tu papá falleció, no poder irlo a velar, no poder darle el último adiós. La soledad de esta pandemia, de este virus que la gente ha tenido que transitar sola, es tremenda”, afirma José.El equipo del hotel no podía quedarse de manos cruzadas. Además de los profesionales que le estaban brindando atención psicológica, el resto tenía que hacer algo.
Entre todos decidieron comprarle chocolates y escribirle, cada uno, mensajes en papeles de colores. Pusieron todo en una bolsa y, rompiendo un poco el protocolo, José subió a llevársela. “No podía permitir como jefe de hotel no ser yo quien le llevase los chocolates a la puerta de la habitación. No lo vi, solo lo sentí llorar del otro lado de la puerta. Me vi reflejado en la persona que estaba detrás de la puerta llorando. Me vi yo de chico. Mi papá falleció cuando tenía 7 meses y toda mi adolescencia la transité llorando solo en las noches. Fue una historia que me atravesó desde lo personal”, explicó José. “Pero fue fuerte y muy gratificante a la vez porque esa soledad era solo física, del otro lado de la puerta había un gran equipo humano conteniéndolo”, concluyó.
Luciano Wortley, Director General de Relaciones con la Comunidad, también trabajó como voluntario desde el inicio del operativo de hoteles. “Creo que como gobierno aprendimos que somos un solo equipo. Desde el operativo de hoteles constantemente estamos trabajando con equipos de seguridad, de salud, logísticos, con la dirección de la mujer, con desarrollo humano. Somos un solo equipo trabajando con un objetivo claro que es tratar de superar esta situación traumática que nos tocó vivir. Somos servidores públicos y tenemos la responsabilidad de estar al frente en situaciones como esta pandemia. No solo en el operativo de hoteles sino en cada una de las acciones que se llevan adelante: concientización, vacunatorios, el seguimiento de contactos. En todo somos un solo equipo y tenemos que estar al frente siempre”, afirma Luciano.
“Es sorprendente lo que es capaz de lograr un grupo de personas con verdadera vocación de servidores públicos, entregándose con tanta pasión, trabajando por un objetivo común, los resultados que se logran de la sinergia de más de 2000 personas que no se conocían entre sí, la solidaridad genuina”, sostiene Florencia Valía, directora general de Espacios Verdes y Arbolado y otra de las voluntarias en hoteles. “Tenemos la sensación de que con esta acción se ha cambiado la historia. A un año de haber iniciado el operativo la satisfacción de haber ayudado a que más de 70.000 personas vuelvan recuperadas a sus casas es sumamente gratificante”, finaliza.
“Tenemos la sensación de que con esta acción se ha cambiado la historia. A un año de haber iniciado el operativo la satisfacción de haber ayudado a que más de 70.000 personas vuelvan recuperadas a sus casas es sumamente gratificante”, Florencia Valía.
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