Ella conoce a una bruja, Rosa, a la que tampoco le cierra su historia de “la bruja malvada”.
Un encuentro en el pantano, una huella que despierta una verdad.
Mientras tanto Barbie, la niñera de Bella, tratará de que siga el “manual de instrucciones para la princesa”, y no se desvíe del camino. Ficha técnica Libro: Vanesa Germán Rieber y Sebastián Kirszner .
Actrices: Evelina Bubillo, Maqui Figueroa, Claudia Rocha.
Música original: Sebastián Aldea.
Puesta coreográfica y entrenamiento corporal: Fabiana Maler
Director musical: Sebastián Aldea.
Dirección general: Sebastián Kirszner.
Letras de canciones: Vanesa German Rieber, Sebastián Aldea, Sebastián Kirszner.
Producción musical: Matías Giraldo.
Coach vocal: Claudia Rocha.
Escenografía: Lola Gullo Vestuario: Eva Guzmán.
Diseño gráfico e ilustraciones: Daniela Potente Diseño de Luces: Lucrecia Peralta.
Community manager: Sol Cedrón
Prensa: Duche & Zárate.
Asistencia de dirección: Jimena Morrone.
Localidades: General $300.- Abuelxs $250.- / Hermanxs. menores de 3: S/C (La Pausa) Teatral - Av. Corrientes 4521.
Palabras de les autores del libro:
“Había una vez una bruja” es una deconstrucción de tres personajes icónicos del mundo infantil: la princesa, la bruja y la Barbie… personajes que han marcado nuestras infancias.
Cuántos cuentos y películas hemos conocido en donde las princesas esperan (pasivamente) ser “rescatadas”, “conquistadas”, por el apuesto príncipe azul, “el candidato ideal”. Ellas, siempre sumisas, inocentes, “buenas”, débiles, dependientes del hombre.
En relación a las “brujas” que nos han vendido en estos cuentos, eran personajes bien malvados, horribles... viejas hechiceras, “come-niños”... La historia ha sido injusta con ellas ya que fueron personajes mucho más interesantes: mujeres libres e independientes, activas en la comunidad, que sabían de medicina, que tenían tierras, que conocían del cuerpo humano.
Por otro lado La Barbie (la legendaria muñeca) representa a la belleza hegemónica, a la cual todas las mujeres deben aspirar, y siempre imposible de alcanzar.
En “Había una vez una bruja”, nos proponemos poner la lupa sobre estos tres personajes.
Sobre la música:
La crisis de la identidad es también una crisis del lenguaje. La lucha feminista es sobre todo una lucha por la equidad y la libertad.
En ese sentido, el hip-hop asoma como el motor musical que mejor puede representar las motivaciones de esta obra y sus personajes. Porque es actual, transcultural y consciente. Porque explora el cuerpo desde el sonido, el baile y la imagen. Porque no subestima. Porque es canción protesta que interpela y construye comunidad. Y además es expresiva, lírica y con un gran poder de inventiva.
El hip-hop y sus subgéneros darán el vuelo y equilibrio poético necesario para entramar formas musicales simples y complejas, llevando el lenguaje -en su sentido más amplio- al límite. ¿Cómo? Con juego, teatralidad y dramaturgia musical.
Esto es hip-hop medieval.
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