Caroll se adentra en los tupidos bosques montañosos y densas junglas de la República Democrática del Congo, Ruanda, Sumatra, Borneo y Tanzania, para mostrar las consecuencias que afrontan los gorilas, chimpancés y orangutanes a raíz del endeble contexto político, social y ambiental que atraviesan estos países.
En su recorrido, a Caroll no le toma demasiado tiempo comprender el gran reto que tiene por delante al toparse con innumerables trabas y contratiempos para filmar a los animales en su hábitat natural. En muchos casos, son tierras sumidas en un conflicto permanente, asoladas por la corrupción y la violencia, lo que impacta directamente en las posibilidades de supervivencia de estas especies.
Holly Caroll visita un santuario para simios bonobos huérfanos y patrulla con los guardabosques que trabajan incansablemente para cuidar la vida de cientos de gorilas en la zona. Caroll se siente abrumada con la realidad a la que se enfrenta. Aquello que solía ser el hogar de los orangutanes ha sido incendiado intencionalmente para abrir terreno a plantaciones ilegales de aceite de palma. Además, los chimpancés son víctimas del comercio en el mercado negro, muchos guardabosques son asesinados a manos de cazadores furtivos y los conservacionistas frecuentemente se ven atrapados en medio de los ataques de tropas rebeldes.
Caroll emprende este conmovedor recorrido junto a un equipo de filmación que realiza un film sobre la vida de Dian Fossey, Jane Goodall y Biruté Mary Galdikas, conocidas como Los Ángeles de Leakey. Estas tres mujeres fueron las primeras primatólogas -enviadas por el arqueólogo y antropólogo Louis Leakey- en observar y estudiar a los simios en sus ambientes naturales, y a quienes Caroll ha admirado desde chica.
Cada uno de los seis episodios de VIDA ENTRE SIMIOS es un llamado de atención que revela el drama y los flagelos que sufren a diario estas especies animales y por supuesto también hombres, mujeres y niños en territorios sumidos en conflictos permanentes. Al mismo tiempo, esta conmovedora serie confirma que todavía existe una esperanza para revertir esta realidad y lograr una convivencia pacífica entre el hombre y la naturaleza.
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